Vamos, vamos

La verdad es que me va animando mucho eso de ser más o menos constante en mis salidas a correr. Tras descansar el lunes, el martes, después de hacer algunos quehaceres del hogar, me puse las mallas, la sudadera y ¡a correr!. Vine hasta el pueblo, di una vuelta por las dos calles principales, y de regreso a casa. Fueron 30 minutillos, con algún amago de flato, pero bien, acabé satisfecho, contento.

Ayer, que hacía más frío y viento, tenía toda la intención de ir a correr al hipódromo, donde tenemos una pista de atletismo y entrena el club de la localidad. Finalmente, decidí que para correr media hora no merecía la pena, así que llegué a casa, mallas, camiseta, guantes, gorro y ¡a la calle! Inicialmente fui por la carretera en dirección a Benalmádena, primero en descenso, para volverme a los 10 minutos, pasar por delante de casa y seguir en dirección al pueblo, dándome la vuelta en la entrada del mismo y retornar a casa. 36 minutos. No está nada mal. Estoy contento, sobre todo porque estoy siendo constante después de estar dos años sumido en el ostracismo y la desgana, aunque reconozco que sigo teniendo muy poco tiempo para dedicarlo a correr. Pero no pasa nada, tengo un propósito y he de luchar por conseguirlo.

Hoy descansaré, ya que es el cumple de mi sobrino Dani, que cumple 11 añitos, e iremos a llevarle algún regalito. Ya que ha salido su nombre, os hablaré de él. Mi sobrino llegó a la familia con unos 5-6 meses de vida, no estoy seguro. Venía de un centro de acogida, ya que su ¿madre?, que era toxicómana, lo dejó (o se lo quitaron) allí hasta que mi hermana mayor lo acogió y, posteriormente, lo adoptó. El niño nació con síndrome de abstinencia, tiene parálisis cerebral, jamás ha caminado, ni lo hará, no habla, no ve. Pero siente, nos percibe, y no os podéis imaginar la alegría que te entra por el cuerpo cuando sonríe al hablarle, al reirte, al acariciarle esa piel de melocotoncito que tiene. Desde entonces, le han pasado muchas cosas, ha pasado muchos, demasiados, días (con sus noches) internado en el hospital, llegando a temer por su vida. Pero ahí está él, dándonos muestras de que hay que luchar, sea por lo que sea. La vida lo merece. Así que desde este humilde rincón, Dani, FELIZ CUMPLEAÑOS. Te queremos, guapo.

Ahí le podéis ver en brazos de mi abuelo, durante una barbacoa de hace 3 años y medio

PAZ, SALUD Y AMOR